“Nadie dice nunca la última palabra. No podemos juzgar a nuestros adversarios como si nuestra propia causa estuviera identificada con la verdad absoluta”. Raymond Aron.
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IGUAL QUE LOS NARRADORES Y
PERIODISTAS DE PROFESIÓN POR EL HIPISMO
En algún
lugar que de momento no encuentro escribí algo de historia en cuando al origen
del hipismo venezolano. Desde Sabana Grande, pasando por la llamada época de
oro en El Paraíso hasta La Rinconada. “El
hipódromo que la Caracas merece y la afición reclama” era el lema de Luis
Plácido Pissarello. La prensa hizo posible la promoción y difusión de las
carreras con su empeñoso y valioso esfuerzo, en cierto modo reconocido.
He
decidido hacerle este homenaje a Gaceta
Hípica en sus setenta años. Las
razones son obvias y espero que estas notas sean del agrado de los amigos y, en
fin, de todos aquellos que hacen espacio en sus vidas, para leer, lo que les
plazca. En obligada cuarentena, no luce mala idea. Así pues, adelante:
EN ESTOS 70 AÑOS DE LA GRAN REVISTA
CONOCIDA EN TODO EL PAÍS Y MÁS ALLÁ.
Cuando Gaceta Hípica salía a la venta el 26 de
mayo en 1950 era un tabloide, anglicismo que define al periódico de menor
tamaño como existían muchos en el mundo, por su fácil manejo, en tiempos
aquellos en los que la gente leía y se informaba de manera muy distinta a estos
de nuevos siglos más acá de los 2000 mientras el mundo sigue andando. La de
computadoras y teléfonos caros, tan modernos que los llaman inteligentes.
En la
proximidad de un nuevo aniversario se hará el intento por recordar algunos
hechos de cierta trascendencia, del mismo modo como manejamos el tema anterior,
los narradores hípicos, comunicadores que promovieron la difusión a gran escala
del esfuerzo por mantener vivo el espectáculo de los purasangres cuyos primeros
ensayos se hicieron en Sabana Grande, donde en realidad nunca hubo un
hipódromo, solo una corta recta de tierra y polvo del camino, con llegada
frente a una Tribuna Inglesa y, eso sí, amor por el caballo y un empeñoso
esfuerzo que se trasladó al mítico El Paraíso, por allí en las adyacencias del
Instituto Pedagógico y frente a un pequeño edificio donde funcionó, tengo
entendido, Radio Caracas Radio.
La
edición uno se conservó por casualidad (no así el número 2 que nunca pudo ser
rescatado) en archivos que hoy no existen. No importa. Muchos temas en la
memoria de aficionados que Dios les ha dado larga vida. Se cree, más que
posible, que Desiderio Fred, gran
lector y apasionado por la hípica, cuenta con amplia biblioteca mejor que un
Stud Book según dicen, por si alguna vez necesaria fuera alguna consulta.
Ese número uno de Gaceta Hípica (machaca insistencia por cuestión histórica) tuvo
como director al Pibe Rodolfo Pereira
Chapellín y el redactor único era Benigno
Martín Pinedo, un experto en cuestiones del arte de la impresión en la era
del linotipo, tinta y rotativas, la imprenta de aquellos días.
Benigno
además era un gran aficionado a las carreras de caballos. Me contó un día que
su idea de fundar Gaceta Hípica nació de los errores frecuentes que observaba
en la prensa de entonces, con fallas, aunque el esfuerzo era notorio. Se
propuso hacer una publicación que informara de la mejor manera posible en favor
del aficionado y ese fue el lema usado en el correr del tiempo, hasta hoy.
El
cronista llegó al Staff de Gaceta Hípica en enero de 1962, entonces un joven en
trance de hacerse bachiller estudiando casi hasta la medianoche en el Liceo de
los trabajadores, Juan Vicente González.
La
redacción se fue ampliando con el concurso de mucha gente del periodismo cuando
la mística y la responsabilidad sobre todo, aparte de cierto estilo para
informar en buen lenguaje, era obligación como la honradez, inherente a todo
quien se precie de ser hombre.
Allí en
un solo haz de voluntades se contaba con el viejo de palabras de oro, don Luis Plácido Pissarello, Francisco
Andrade Álvarez, Sabato D´Angelo, Armando Pacheco Martínez, el Pibe Pereira en
las estadísticas, José Aponte en el reporte diario de pista y caballerizas,
junto con José Luis Rodríguez (padre de Eduardo Rodríguez Giolitti) por supuesto
los hermanos Benigno y Jaime Martín
Pinedo. Por allí en los ochenta más o menos se incorporaba José Vignieri, con su inspiración que
lo hizo tan popular y esa natural simpatía y entusiasmo que lo acompañó en toda
su vida.
Otros
jóvenes de esos tiempos llegaban a la redacción de Gaceta Hípica, en varios
lugares, desde su origen por allí cerca de donde funcionaba la vieja Tipografía
Vargas, pasando luego por Los Ruices, Grabados Nacionales en La Victoria. La
Candelaria, Zona Industrial de Guarenas y, por último, final de la Avenida San
Martín, sede del Bloque de Armas.
Por
algunos de esos espacios pasaron César
Armao quien fuera director, igual que el cronista. Alfredo Iglesias Fernández, José Rubico Huertas, Alfonso Rodríguez Vera
y su carnal Carlos Alberto Arteaga. Entre otros colaboradores también se contó con Armando Ipsa (aún activo) y hoy, en los
pronósticos desde la redacción, el profesor Manuel Vásquez.
Algunas
veces gente allegada a publicidad ARS
(que no pensaban por nosotros) daban sus luces, colaboradores ocasionales y
para fin del cuento, correctores de gramática y estilo, de cuyos nombres no
puedo acordarme, uno de ellos de apellido
Godínez, buen hombre, hablador hasta por el codo y los poros.
Por
supuesto el personal de talleres en la revista que se elaboraba desde el sábado
en la noche, una vez realizadas las carreras. Los domingos, lunes y el martes
de impresión, para su rodaje y circulación los miércoles.
Los
cambios venían con los giros que da la situación hasta que, lunes en la noche
en los días de Editorial Primavera en
Los Ruices, ya era materia de lectura.
Otra muchachada
importante y luego de notoria trascendencia, fue llegando. Entre ellos José Luis D´Angelo Durán desde los días
con su popular y acertada “Tablita”.
Avanzados los años ochenta también se incorporaba José Rafael Armao Tagliafico, actual director, cargado de la
experiencia y buen inglés con los años de crecimiento en los hipódromos de Nueva York, Saratoga en especial.
Hoy los
viejos fundadores, refundadores y quienes ayudaron a sembrar la gran revista
conocida no solo en mi pueblo, también en el exterior, deben estar felices en
las carreras de los cielos, tras las luces de los sueños en esa eternidad que
nos espera a quienes ayudamos en el camino, una frase que tengo pegada por su
esclarecedora forma de ver la vida con más bondad y atrayente entusiasmo.
Algunos
que aún conservan revistas y portadas de aquellos días de cierta fortaleza en
todo, no solo en materia económica en mi supina ignorancia, Gaceta Hípica anunciaba su precio en 10, en
cuanto bolívares, y 2, si se pagaba en
dólares, aunque usted, no lo crea.
José Armao en la ceremonia de los #EclipseAwards de @gulfstreampark pudimos conversar con Kenneth Ramsey @ramsey_farm, propietario y criador, uno de los más famosos del mundo.
Hoy Gaceta Hípica dirigida, corregida y
redactada por José Rafael Armao Tagliafico (desde hace años) pertenece al Bloque de Armas. Su edición
es diametralmente superior a la de cualquier tiempo. Moderna impresión, lo que
se nota no solo en los textos, también en las fotos de los purasangres, no
importa si son o no comparables con los de antes.
Ya no es
tipografía, huecograbado, esas cosas de los decenios rezagados en las historias.
Obvio de más fácil lectura o rápida
comprensión para el aficionado estudioso. Cosa palpable, comprobable, es decir
a toda prueba del aficionado por intransigente que fuere.
Se
conserva el norte, la palabra empeñada
por los fundadores, llegar al aficionado lector. De la mejor forma para que
pueda incluso disfrutar con todo su derecho y en plena libertad de su
espectáculo favorito.
Estas
frases contienen de manera inevitable la emoción por este nuevo aniversario.
Aunque se da por descontado que el
Clásico Gaceta Hípica en sus setenta años no tendrá lugar.
Aún así
celebraremos en cuerpo, alma y corazón con la debida gratitud para todos
quienes de alguna manera han dado su respaldo como lectores, críticos de buena
fe y a los pocos que no lo fueran, porque de todo existe en la Viña del Señor.
Con el
fraternal abrazo y los mejores deseos en nombre de la Editorial Bloque de Armas
y de todos sus trabajadores, aunque ya dejé de ser parte (oficial, sin salario alguno) me despido como siempre, hoy desde esta
sección, como debe ser.
SOBRE ENCUESTAS EN TIEMPOS DE CUARENTENA
Era
nuestra propuesta en una de ellas (encuesta) con la sola intención de darle
alternativas al público lector, especialmente al aficionado hípico, en estos
tiempos de ocio obligado por las circunstancias que aquejan a la humanidad
entera sin exageración alguna. Las razones más que conocidas.
Una
alternativa en cierto modo para divertir, de ser posible. Válida cuando
nuestras gentes ocupan su tiempo con la mente y el corazón apuntando a la
enfermedad y la muerte. Mientras, a falta de buenos libros, espectáculos
deportivos con el calor del público y sin los escenarios de la música entre
otros, el hipismo y sus grandes carreras como las vivió Gardel en uno o dos de
mis tangos favoritos.
Pensé,
era lo dicho, la alternativa aunque pueda estar francamente equivocado, tal
cual lo doy siempre a entender en los encabezados de estos textos.
Nadie
tiene la verdad absoluta. Tampoco la razón, ni ningún otro derecho, por lo
visto.
Pensé,
sí, que las narraciones de carreras, de cuya existencia se puede hablar,
disfrutar, vivir y todo el verbo que se les ocurra, es de esas cosas buenas que
nos deja una historia que nadie puede cambiar. Comparar, por ejemplo, gracias a
que muchas buenas o emotivas narraciones, están grabadas, no es una negación
para promover atrevidas reacciones no tan fáciles de entender.
Serviría,
pensé igualmente, que con el texto escrito se rendiría homenaje a todos,
absolutamente a todos los narradores de carreras un arte que considero nada
fácil de realizar, sin más explicaciones.
El
hipismo, las carreras de caballos como espectáculo preferencial en mi tierra
amada, es único desde mi punto de vista y quizá muchos otros piensan o lo creen
igual…
La encuesta no cubrió, ni remotamente a
figuras imborrables en mi mente y sembradas en el corazón (de muchos otros
algunos hace tiempo en otro plano) el mío aunque suene redundante. Me refiero a
Juan Francisco Rodríguez (Don Fulgencio) pionero de la radio y director de
aquella Radio Continente. Tampoco a José Eduardo Mendoza (Miralejos).
Juan Francisco, con esa notable intuición de
periodista en la radio, daba a conocer tempranamente el triunfo de don Rómulo
Betancourt en aquella primera elección democrática, cuando la mayoría de gentes de Caracas y el
centro del país pensaban que había ganado el Almirante Wolfgang Larrazábal.
Tiempo
después realizaría entrevista por supuesto exclusiva desde el avión que
transportaba a Fidel Castro desde la Habana hasta Caracas, cuando el éxtasis de
la revolución y la caída de una dictadura era noticia mundial.
Y así. Juan Francisco Rodríguez ni Miralejos no deben estar molestos con este su amigo
desde entonces y en la eternidad. En una encuesta que solo tuvo la
intención de motivar, promover alegres recuerdos y emociones entre los hípicos.
Don Fulgencio y José Eduardo, pioneros
de la narración hípica, pasaron entre un vasto silencio de leones, como reza en
uno de sus grandes versos el maravilloso poeta nicaragüense.
Agradezco
a don Fernando Delpino. En uno de
sus comentarios destaca que dicha nota sobre los magníficos narradores hípicos
fue un acierto. Su opinión para mi valiosa, claro.
Hay encuestas
de encuestas. Insuperables las de ese joven cada día mejor periodista y
encaminado hacia logros sin fronteras. Sabato
D’Angelo hijo de José Luis y nieto de Sabato D’ Angelo Bruno. No soy
partidario de usar diminutivos, aunque tampoco me molesta que a mi hijo José
Armao lo llamen, cariñosamente, Joseíto. Vaya.
Sabato el pequeño grande las
hace al estilo del fútbol mundial, con eso de octavos de final, cuartos, que
sé. Me temo (que no ocurra) que de hacerse por sorteo de pronto “choquen” en
semifinales Chivacoa y Saltrón, Ferálico y Los Samanes y alguno quede fuera.
Como pasaría si fuere Alemania-Brasil o Francia-Holanda. A entendedores.
Y en
estas cosas no siempre prevalecen lo que uno cree o en los que piensa. Las
grandes mayorías de la afición en mi país, son pocos los que votan en una
elección, por ejemplo, a favor de Javier
Castellano. Y esto no va contra ningún ídolo jinete criollo, ojo. Ninguno
más grande ídolo, de paso, que Gustavo
Ávila pero eso es solo una opinión, no una verdad absoluta aunque lo
parezca, repetiré hasta el cansancio.
El colmo
es que si la encuesta fuera realizada entre hípicos de EE.UU o tal vez otros países del norte o Latinoamérica, Castellano difícilmente saldría
de los primeros por estas razones incontrastables: cuatro veces Eclipse Award. Salón de la Fama igual que Ramón Domínguez
(únicos venezolanos) Dos Preakness Stakes y seis Breeders Cup entre ellas la
Classic. El Travers Stakes y las Oaks de Kentucky. Cuatro Internacionales
(fuera de EE.UU) contando la Dubai Golden Shaheen. En fin, más de cinco mil
carreras, numerosos grado uno y en curso. Segundo mayor productor de dinero en
la historia en el hipismo del norte o sea las grandes ligas.
Tengo
entendido que My Own Business galopó
una de las encuestas de Sabato D’ Angelo
y seguramente los votantes tienen toda la razón del mundo. Pero en dicho mundo,
hay opiniones, la mía inclusive.
No puede negarse que My Own Business es un
campeón pero creo, y es mi
derecho, que por encima de él estarían por ejemplo Gelinotte, High Security, Catire Bello y Templado. Y, cuidado, también
Benemérito.
High Security si mal no recuerdo ganó 22 carreras invicto y fue distanciado (de manera justa) en su
Internacional del Caribe.
Lo vi
correr en el Widener Hándicap de
Hialeah, 1.800 metros, contra un moro extraordinario, caballo grado uno llamado
Albert The Great. High Security no solo entró tercero en carrera en la cual el
Great metía un llamativo 1:45 en la milla y un octavo. En mitad de la recta
High Security venía al lado del campeón aunque casi sobre la meta cedía el segundo
lugar ante otro buen caballo de grado llamado U So Bad.
Después High Security ganaría con autoridad un buen
allowance en Calder, carrera que disfruté desde el palco de prensa, entonces
dirigido por aquella distinguida colega Michelle Blanco.
Luis Navas
el gordo me contaría meses después que High
Security, de quedarse en Florida, habría
sido cosa muy buena para el campeón hecho en el Zulia, algo innegable. En
Ocala, sirviendo yeguas, de manera gratuita los primeros dos años. Si pegaba
algunas, lo más probable, se consagraría igualmente y sin más comentarios.
Una
buena experiencia fue la de Sweet Candy
que dio entre otros al clásico Granacus ganador del Wood Memorial Stakes (G-1)
y en general buen figurador clásico, tercero en el Tropical Park, quinto en el
Belmont Stakes y tercero en el Queen Plate una de las mejores carreras (triple
corona) en Canadá. Recordar lo ocurrido con Sweet Candy, entristece.
De
alguna manera se rinde homenaje a los purasangres venezolanos. No siempre, aunque
pocos, fueron de tortazo en tortazo ni corredores solo de reclamo, por allá.
Gulfstream Park, sin público ni taquillas. Las apuestas, supongo realizadas vía
internet y pagadas seguramente con tarjetas de crédito, de ninguna manera son
malas. Lo del pick six que ellos llamas Rainbow
el sábado 9 de mayo fue apoteósica, sobre los doce millones de dólares.
Fascinante la manera como sumaba números la gran apuesta mientras los caballos
de la primera carrera avanzaban hacia el aparato de partidas.
De más está señalar que Gulfstream
Park en la actualidad semeja La Rinconada de aquellos años de excepción.
Profesionales, no solo jinetes, también los entrenadores con lo cual se cumple ante las claras
evidencias lo que nos dijo don Giuseppe
(Pepe) Iadisernia, que los venezolanos poco o nada aprenderían en cuanto a
los de EE.UU. o de cualquier parte de
ese gran mundo.
Por entendido que la llamada escuela de La Rinconada está
rindiendo sus frutos con éxitos innegables.
En estos momentos Gulfstream
Park se mueve en un escenario
similar al de su temporada alta, por razones y debe insistirse en eso, no muy
normales. El cierre de Nueva York con el drama tristemente más elevado, una de
ellas. Veremos cómo influye el reinicio de actividades en Churchill Downs donde Javier Castellano estará en acción, quizá
con él otro de los más grandes, el boricua John
Velázquez. A lo mejor los Ortiz,
dependiendo de los premios, seguramente.
En su esplendor de Día, Tarde y Noche.
ESTO DECÍA EN CUANTO AL DERBY QUE ESTE AÑO IRÁ EN SEPTIEMBRE (DIOS MEDIANTE)
La carrera por los puntos para el Derby de Las Rosas tendrá, tiene desde hace
rato, un extraño signo de atención, de expectante resonancia entre la afición
(los lectores) como no se había sentido en años. Cree este humilde que en esto
tiene notoria influencia el numeroso grupo de gente estudiosa, amigos en
especial, tremendos analistas y conocedores del pura sangre, lo que les permite
expresar en valiosas opiniones vía tuiter, sus pareceres que por lo regular
suelen derivar en un hermoso debate periodístico.
Son más que conocidos. De ellos se aprende, no en bromas ni
mentideros, que el hipismo y la fábrica del purasangre para la apuesta en la
carrera, va más allá de la gloria clásica y el trofeo en los paddoks de
ganadores. Es también algo así como un sembradero de luces para el
entendimiento de cosas tan complejas en el desarrollo del atleta universal, el
caballo, sus mañas, manera de entrenar y, al fin, entender el cómo es posible
que, del cruce devenido de la familia ancestral se logra excepcionalmente la
armoniosa perfección que los convierte en triunfadores, sin sustitutos. Ídolos
en las pistas los unos, normalmente con sus grandes ganancias y, los otros, sin
jamás arrancar desde el aparato de partidas, igualmente obtienen sus laureles
tras su incansable andar como padrillos (o matronas) históricos. A ver, a
ver tuiteros, escritores del reino, monarcas del teclado. Sigan andando el
camino.
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