“Nadie dice nunca la última palabra. No podemos juzgar a
nuestros adversarios como si nuestra propia causa estuviera identificada con la
verdad absoluta”. Raymond Aron.
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instalada o para cualquier otro uso) con las siguientes características: cuatro
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EL PREAKNESS
El sábado 15 de mayo una vez más
disfrutaremos el Preakness Stakes Dios mediante. Con relación a las Rosas de Kentucky se notan
diferencias salvo que ahora Medina
Spirit saldrá favorito. A nadie sorprende.
Igual
nos referimos a Cañonero con motivo
del cincuentenario.
Aquella vez fue una carrera deslumbrante con emociones imborrables. No puedo
ignorar remembranzas dado que para entonces la afición criolla estaba pendiente
de cada detalle, todo lo que hacía Cañonero
paseado en los senderos por su peón Juan
Quintero y Juan Arias objeto de la atención periodística a cada instante.
Cómo era posible que un potro
regalado en las ventas, ignorado en casi todo y, de pronto ese Cañonero hacía
que el mundo conociera algo más de un país llamado Venezuela con un hipódromo
de nombre La Rinconada.
Hubo
dos transmisiones para la radio y la televisión. Virgilio Decán, Aly Khan, y José Eduardo Mendoza, Miralejos.
De
nuevo Cañonero sorprendía con su
acción opuesta a lo que hizo en Churchill Downs, una mala partida o Gustavo Ávila lo dejaba entre los últimos y, en carrera, iba
avanzando por fuera, paulatinamente hasta cercanías del codo final cuando su
criador y vendedor por una bagatela lo
vio ganador, como la mayoría.
En el Preaknes un velocista llamado Easter Fleet se fue en punta con
parciales duros. Parecía correr a placer conducido por Eddie Maple. Ávila percibió
el peligro y puso temprano a Cañonero en demanda del puntero. Se le encimó a Easter Fleet y, lo demás archiconocido.
--¡Cañonero ganando!
Decía el emocionado narrador a unos doscientos, quizá menos del final.
Cañonero desplazó con cierta comodidad y, de Easter Fleet, nunca más se supo.
En cambio Cañonero subía a su trono inmortal con
características tan especiales que nadie ignoraba. Se diría que muy pocos
hípicos del mundo habían visto cosa semejante y de tanto agrado al igual que sorprendente. Ya estaba en el umbral de una
hazaña con precedentes lejanos, aquella de Citation
otro inmortal que muy poco les decía a las juventudes de su tiempo.
Cañonero era más que un atleta equino surgido
de la nada. De pronto convertido en el Príncipe
de las Pistas Americanas, eran repetidos titulares con pocas diferencias
tanto en la prensa de Estados Unidos como en todo el mundo terrenal de los
purasangres.
Los homenajes en
Venezuela,
incluyendo el oficial por parte del Congreso
de la República se habían realizado, en fin, teníamos a un caballo
embajador de los buenos y sus artífices, el propietario don Pedro Baptista, el jinete, entrenador,
el peón, veterinario, todos conformaban un equipo de héroes como nunca se había
visto.
Note:Fresh out of the U.S. Army, Maryland Jockey Club track photographer Jim McCue joined the team in 1970 making Canonero II’s 1971 Preakness Stakes win his first Preakness as a photographer. This year will be McCue’s 49th year shooting the Preakness Stakes. (photo by Jim McCue)
Cañonero por otra parte cubría la milla y 1/16
de ese Preakness 1971 (aproximadamente 1.900 metros) en récord de un minuto
con 54 segundos de
manera que borraba toda duda de su calidad pistera, si es que existía alguna en
mentes citadinas o del planeta.
Luego vino la fiesta. De ella nos contaron algunos que fueron estudiantes en la
época por allí en el estado de Maryland,
ciudad de Baltilmore sede de los Orioles y Pimlico Race Track. La convocatoria
para alzar las copas fue espontánea, sin invitaciones y, quienes pudieron, en
consecuencia celebraron seguramente como aquella escuela griega que nos
enseñaron en la secundaria. En eso don Pedro era proverbial con amigos y
allegados, me cuentan.
El Preakness, cuyo nombre he leído que deviene de
una voz indígena sin estar muy convencido, inauguró en 1873 aunque para nuestro gusto adquirió renombre con su ganador Man O War en año 19 del siglo pasado. Y se inscribió como segundo tramo de la Triple Corona al comprobarse que un año
antes uno llamado Sir Barton también
había sido ganador del Derby y el Belmont. Gallant Fox igual
ganaba esos test de carreras en 1930,
después Omaha en el 35 y así, se
establecía dicha trilogía como hazañas difíciles de alcanzar por un campeón de
las pistas de apenas tres años, en lapso
de un mes y medio o seis semanas aproximadamente. Fueron escogidos como
escalones de la llamada Triple Corona.
Siguió War Admiral al que vimos en el famoso
duelo con Seabiscuit, el más bello film
2003 sobre hipismo y caballos, para mi gusto y el de muchos, supongo.
Después de Cañonero ese decenio de los setenta produjo caballos asombrosos
comenzando por Secretariat 1973, luego
Seattle Slew (1977) Affirmed sobre Alydar (1978) y uno más que solo pudo medio
encaminarse a la gloria de nombre Spectacular
Bid.
Y desde entonces, larga
sequía hasta la llegada de American
Pharoah (2015) y Justify (2018) ambos de Bob Baffert sin ignorar que el famoso entrenador de estos gloriosos
tiempos tuvo en sus manos a extraordinarios ganadores de la carrera (Preakness) desde el excelente gris Silver
Charm (1997) Real Quite (1998) Point Given (2001) War Emblem (2002) y Lookin At
Lucky (2010)
Además de Gustavo Ávila el Preakness tiene entre sus
ganadores a Javier José Castellano, cuatro
veces Eclipse Award, Salón de la Fama y segundo mayor productor solo superado
por el astro boricua John Velázquez.
Javier Castellano, en la arena de la lucha cinco años menos que Velázquez, ganó el
Preakness (2006) con Bernardini y en 2017 sobre Cloud Computing entrenado por
Chad Brown para la Cuadra Klaravick una de las efectivas en estos años.
El Preakness 2021 tendrá expectativas normales, nunca
más allá de la posibilidad de que Medina
Spirit repita victorioso y llegue al Belmont Stakes de milla y media con nuevas
aspiraciones.
Foto: MArck Midland
Bob Baffert inscribió a Concert Tour para complacer al propietario, trascendió en los medios. Muy
natural. No fue demasiado buena su carrera en el Arkansas, tercero con dificultades en el tramo final, aunque Medina Spirit solo había convencido un
poquito demasiado en su actuación previa al Derby.
Si los rivales de Medina Spirit y Concert Tour (unos diez
posibles hasta el cierre de estas notas) entre ellos Midnight Bourbon (Tiznow) o el Crowded Trade (More Than Ready) de Chad
Brown y Javier Castellano complican las posibilidades de los favoritos, es
más, si ganan la carrera lo que no puede en modo alguno descartarse, sería como
aquella vieja promoción…
¡Un Secreto Bien Guardado!
EL FIN DE LA ESPECIE
Había aplazado estas notas que tal vez llegarán a los lectores amigos y diletantes (si cabe la expresión más aplicable a la buena música) del buen hipismo.
Cierro con opinión desde
luego muy particular. Medina Spirit
ganó el Derby por un poco más de suerte que por clase. Si Rock Your World tenía buena partida con severo golpe que le impidió
asumir la vanguardia o el tren de carrera, el Medina con todo y el ungüento sanador (o volador, según otras observaciones)
la hubiere tenido menos fácil, aparte de que otros sprinters igual no pelearon ni se vieron.
El Preakness del
sábado no será de los mejores, ni bueno ni malo, tirando
al discreto encanto de la burguesía (de
Wilde) que no la tiene Baffert
injustamente satanizado.
Creo en una verdad sola
(a mi manera) que puede ser subjetiva como en todo. Y en verdad, nadie la
tiene, en lo absoluto.
Sean todos felices y
en paz con la conciencia. Alguna vez sostuve al cierre de un reportaje que debe tener medio
siglo. No crecimos en el andar de los caminos del poeta para guerrear pelear o
negar. Pudiera ser que este sea el
cierre de mis notas como progresivamente lo hago en el tuiter de pronto
convertido en hervidero de maledicencias, contradicciones y, para colmo, con
horrendas fallas no solo en ortografía. También en ofensas, faltas a la moral y
luces que en el transcurrir de los siglos parecieran ser de nuestras primeras
necesidades.
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