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CUENTOS
DEL BELMONT STAKES
TEST DE LOS CAMPEONES
(My Way)
El Belmont Stakes fue nuestra primera
carrera clásica vista en Nueva York en vivo y directo gracias a Cañonero. Eran tiempos cuando la llamaban Test de los Campeones, calificativo que honra a la gran ciudad con un hipismo de
los mejores.
Foto tomada: ilovehorses.net
Al sonido del clarín llamando a la batalla de recorrido
completo, milla y media alrededor de la pista en esa maravilla de hipódromo,
regularmente lo sigue otro clásico:
El New York-New York en voz de Frank Sinatra ¿Quién
o quienes no se emocionan?
Aquel día del Cañonero inmortal con Gustavo Ávila el estelar de siempre salía al
desfile expectante. Los otros potros entre ellos Jim French en llave con Good Behaving hacían igual cosa como
segundos favoritos. Iban con las montas de Ángel
Cordero Jr. y Ron Turcotte. También Eddie
Belmonte sobre Twist The Axe y Jorge Velásquez arriba de Epic Journey, lo mismo que Jacinto Vásquez en Royal J.D. y el astro francés
Jean Cruguet montando al Bold Reason
de Ángel Penna. Se unían a las señaladas expectativas mientras la excitación
de cientos de venezolanos apilados cerca de la baranda en ese tramo final,
promovía un esfuerzo extra por parte de los agentes de seguridad de la pista y
alrededores, todos con órdenes de contener
a la exaltada multitud, que aumentaría de seguro si Cañonero ganaba y acudían los extremos.
El trabajo reporteril lo hacíamos desde un palco de prensa
gigantesco, con todos los servicios que puedan imaginar, lleno a reventar con periodistas no solo de Nueva York. Cronistas de la hípica internacional estaban
allí.
Por años agradecimos a un señor llamado Sam Kanchuger (Jefe
de prensa de Nyra)
sus atenciones, para ubicarnos en un lugar del Press Box entre tantos profesionales, con lo cual hacíamos nuestro
trabajo para el diario El Nacional y
Gaceta Hípica. Jóvenes que éramos.
Cañonero fue en demanda del primer lugar y lo mantuvo durante buen
trecho en la agobiante carrera. Después de la mitad no tenía la ventaja inicial
y comenzó a sentir la presión de Jim
French. Era absolutamente cierto el problema del casco, producto de una infección que si bien no hizo mella en los días del Preakness se intensificó cuando entrenaba en
Nueva York.
Pass Catcher, con
Walter Blum,
accionaba tercero en las manos y al promediar el último codo alcanzó a los
punteros para venirse en franca ganancia en la recta larga y demoledora de
campeones.
Muy pocos conocían algo más de lo normal en cuanto a Pass Catcher. Se supo que iba de paso
por los predios de Belmont rumbo a una rica carrera en New Jersey. Ignoro si fue cierto un diálogo con un cronista de la
zona y un allegado al que sería el imprevisto ganador del Test de los Campeones.
--¿Lo traen para el Belmont?
--¿Contra esa maravilla de potro ganador del Derby y el
Preakness a su antojo? Ni en broma…
--Cañonero no anda bien. Muchos insisten en que sufre un
problema grave en un casco. Es secreto a voces.
Por ahí el cuento. Más que probable el entrenador o
propietario tomaron la decisión de aventurar en el Belmont y arrasaron en la
carrera. De Pass Catcher nunca más se supo. Walter Blum a quien vimos en
Venezuela fue por años amo y señor como Juez de carreras en Hialeah y Calder
Race Course cuando Gulfstream Park apenas iba en ascenso.
Cañonero no se rendía en el
Belmont. Hasta poco antes de la raya mantenía el segundo lugar mientras Pass Catcher se adelantaba.
Cedió el tercero en
foto para
convertirse en Cañonero IV señaló un
famoso periodista local.
Pass Catcher hijo de
All Hands y nieto materno de Flaneur II fue como el Cañonero
del Derby un ganador de 71 dólares
por el primero, 21 por el segundo y casi once dólares a show o tercer lugar.
Jim French al fin estaba delante del
doble coronado con $3.60 a placé. Tercer
puesto para Bold Reason que devolvía $4.80.
El crono de la carrera
2:30 con 4 quintos.
Ese día se estableció
récord de asistencia al
gigantesco circo de carreras. Más de ochenta mil personas. También se
produjeron en ventas de comidas, refrigerios, lo que fuere.
Parecía segura otra triple corona (llegaría en un par de
años) tras larga sequía (un cuarto de siglo) desde el inmortal Citation (1945) y el mundo estaba alerta.
La fiesta que preparó don Pedro Baptista se hizo de todos modos. Le escuché decir algo
importante. De ganar la carrera ofrecían
5 millones de dólares y un film, no sé si en la cuenta de Hollywood.
--Ahora probablemente
darán un millón…
Y lo dieron. Mi amigo Nathan
Catalán sirvió de enlace. Robert J.
Kleberg pagó buen dinero para el King
Ranch de Texas y con sus colores disfrutaría de otro importante triunfo de Cañonero y Ávila en el Stymie Hándicap con
récord de pista (arriba de Riva Ridge)
Por otra parte Cañonero
con su doble corona y cuarto en el Belmont
Stakes 1971 obtenía otro galardón, tres años Outstanding Eclipse Award algo inadvertido para entonces.
Como muchos otros grandes campeones no lo fue en la
reproducción. La vida es así.
El Belmont, en fin, cuyo nombre deviene de August Belmont su creador, financista y
promotor desde mediados del siglo 18 cuando el país de la Unión comenzaba el
ejercicio de sus libertades. Adquiere relieve y la grandeza imperecedera desde
los años treinta, con Gallant Fox, Sir
Barton (primer triple coronado sin
saberlo hasta entonces) Whirlaway, Count Fleet, Assault, el ya dicho Citation,
Gallant Man, entre otros.
Ese decenio de los
setenta con Secretariat y sus predecesores, Riva Ridge y Cañonero, para
llegarnos hasta Seattle Slew, Affirmed-Alydar, no tiene comparación.
AQUELLA VEZ DE AFFIRMED-ALYDAR
La bella historia del
Belmont Stakes con Affirmed-Alydar la escribí hace años. Por fortuna he visto muchas grandes
carreras. En vivo, o sea en el hipódromo, el Belmont unas cuántas veces desde
el 1971 señalado en el párrafo
inicial de este recuento. El
Derby una vez y nunca el Preakness.
Lázaro Barrera
invitó a Edmundo Ruiz para que viera al Affirmed
en la escena de un filme maravilloso.
--Te vienes con el periodista (Así
me llamaba)
Vi entonces la carrera
inolvidable desde un rincón de la tribuna a unos 200 metros de la raya.
Primera vez en un
clásico de categoría con ambos campeones prometiendo dividendo de 1 a 1 con
poco más de un millón de dólares en la molienda taquillera.
Affirmed tomó
la punta arrimado a la baranda por Steve
Cauthen. Alydar
muy cómodo con Jorge Velásquez
cuando promediaban el primer cuarto. De pronto en la curva inició un asalto
contra el puntero y se escuchó entonces el estruendo popular. Como un rugido de
león.
Affirmed pareció aceptar el reto. No cedió un palmo. Los dos tomaron
amplia ventaja sobre el resto de inscritos despegando a cual bombarderos de
guerra.
La batalla por el comando, caballos y jinetes en apariencia o
fue así, se dejaban llevar por menores impulsos en sus cañones, quizá esperando
la recta.
Giraron el codo final y allí estaban con Affirmed en punta sin ventaja clara, cabeza a cabeza, o tal vez
medio cuerpo. Velásquez exigía y
pegaba al lado sin mengua ni tregua.
La raya llegó o llegaron así palmo a palmo, en la cerrada y
larga lucha que les llevó lo menos mil metros. Una dura pelea.
Affirmed había ganado
alcanzando la triple corona y una inmortalidad que poco después llevaba a mi amigo
Lázaro Barrera al
quirófano para operación de corazón abierto con garantía de unos 10 años extras
de honorable vida.
Tampoco olvidamos la
celebración en un restaurante campestre cerca de Belmont. Una mesa de largo
alcance para tranquila ceremonia que me indujo otros temas para escribir, entre
ellos una frase de doña Alida
Hernández de Ruiz, cuando dijo de Steve Cauthen.
--¡Pero si es un bebé!
“Un niño y su caballo”
a 8 columnas y página entera en el periódico que dirigía (deportes) Heberto
Castro Pimentel.
Como muchos saben Edmundo
Ruiz y Lázaro Barrera, cuatro o
cinco veces seguidas Eclipse Award,
eran inseparables. Edmundo lo hizo efectivo entrenador en sus inicios con
selección de caballos, pedigree y tipos de carrera, velocistas o rematadores,
dónde inscribir, por ejemplo. Ruiz un
handicaper el mejor, Lázaro un
médico en entrenamiento y cuido de purasangres llegado a EE.UU desde Cuba.
Duermen la eternidad desde
hace unos cuántos años con la solvencia moral que no todos pueden exhibir en el
credo del Dios Padre de los hombres buenos, con hechos para los más emotivos recuerdos
de familiares, amigos, allegados y los aficionados a este deporte-espectáculo
que cuenta con millones de seguidores en la tierra y los cielos, creo en plena
convicción.
LA CARRERA EL SÁBADO 5 DE JUNIO
Solo por problemas extraños al hipismo los grandes clásicos
pueden tener alteraciones. El Belmont tiene su fecha fija, el primer sábado de
junio, igual como la tienen el Derby o
Carrera de las Rosas en Kentucky y,
el Preakness, sin que haga falta resaltar que se trata
de la Triple Corona.
El 5 de junio es día del Belmont que encabezarán entre otros los que
fueron favoritos en el Derby.
Essential Quality el
campeón del Godolphin, Rock Your World,
Hot Rod Charlie, Midnight Bourbon, Known Agenda y el imprevisto ganador (y
fácil, de paso) del Preakness, Rombauer.
No irá Medina Spirit el
ganador del Derby que será descalificado (es lo que aseguran) Favorito en el
Preakness se batió hasta donde pudo en velocidad, y hasta ahí. Tendrá un futuro
hasta ahora incierto cuando apenas estaremos cerrando el primer semestre.
Si Rock Your World partía bien en esa mala hora del Kentucky y
los otros velocistas no tenían sus problemas como en toda carrera sujeta a los más
variados imponderables, a lo mejor cantaba un gallo diferente. Ustedes tal vez conocen
mejor de qué cosas son capaces los espíritus. No creo en brujas ni aparecidos.
No obstante hay evidencias. De allí el dicho.
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