miércoles, 14 de noviembre de 2018

QUÉ HACEMOS EN LA WEB Y ALGO MÁS...14 DE SEPTIEMBRE


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“Nosotros teníamos pocas esperanzas de ganar porque el caballo era muy delicado, incluso sus trabajos matinales no fueron buenos. Yo no conocía la cancha (Hipódromo El Comandante”. El caballo partía del uno y tuvo una mala arrancada, se asustó con el Juez de Salida, pero poco a poco se fue recuperando. Para mí fue una sorpresa ganar la carrera, porque yo creía que mi caballo no alcanzaría a El Rebelde. Victoreado era muy noble, yo nunca lo fustigaba, yo fui un jinete que me gustaba ganar a puro braceo. Para mí fue bastante emotivo ganar el primer Clásico del Caribe, considerado uno de los grandes triunfos de Venezuela”
Gustavo Ávila.

En entrevista concedida al colega Jorge Colón Delgado de San Juan, Puerto Rico, para su libro “Historia del Clásico del Caribe”


Dicha historia está hecha desde la inauguración del Clásico en 1966, San Juan, en un hipódromo (tampoco lo conocimos) llamado El Comandante, pasando por El Nuevo Comandante y, finalmente Camarero por lo que se refiere a Puerto Rico. Honores para un caballo que hizo historia en San Juan. Dicho hipódromo está ubicado en una bella zona relativamente alejada de la ciudad sin otros ruidos que el de los caballos, rodeada de pequeñas colinas y cierto inalienable verdor tropical.

Siguiendo con Victoreado y el arranque de la historia que ahora se hace en el Gulfstream Park del Grupo Empresarial manejado por Frank Stronach:
¿Quién no recuerda la narración de Aly Khan, su emocionada voz (el mejor de América) ligeramente enturbiada por la liga en alto parlante del “Tuqueque” Requena?
¡Victoreado! ¡Victoreado! ¡Victoreado!...

Ángel Cordero, el mejor jinete boricua y del mundo en su momento, hasta que se demuestre lo contrario, nunca pudo estar sobre un ganador del Clásico del Caribe. Esa tarde venía floreando y revoloteando su látigo arriba de El Rebelde arrimado a la baranda, mientras Victoreado arremetía por línea dos o tres, hasta rebasar en estupenda faena triunfal.

Domingo Noguera Mora, inolvidable amigo, había hecho todo para que el valioso criollo hijo de Viviani mi primer y quizá único ídolo cuando la juventud, divino tesoro (Rubén Darío), llegara a la carrera, lo mejor posible. Me contaron que hacía un calor terrible. Mientras corrían los minutos preliminares y el acostumbrado paseo en el paddock, previo a la orden de montar, todos sudaban, pero ninguno como Victoreado, empapado, a chorros, lo cual presumía que el campeón no andaba bien. No era solo sudor, sino consecuencia de un grande, prolongado y refrescante baño de agua ligeramente fría. De modo que en la salida hacia el aparato, los empapados eran los otros y, entre tanto, Victoreado desfilaba feliz, rumbo hacia el punto de partida, sequito y fresco e’ parcha.



¿Ayudó eso? Tal vez sí, o no, pero en todo caso el ingenio de Noguera como se demostró muchas veces en su andar por los hipódromos, siempre dejaba algo interesante o, al menos, de qué hablar, dicho en criollo. La recordada Vélika, también hija de Viviani y entrenada por Ademar Piñango, fue tercera, conducida por Rogelio Cortez, llamado el “mandamás”.  Años más tarde sobre tal calificativo hacían chanzas, preguntando a la gente, más o menos: ¿Quién crees tiene más poder mandando? ¿Rogelio o el presidente del hipódromo…? Fue famoso, enérgico y las más de las veces, eficiente.


Viviani hizo además hermosa historia en El Paraíso, por lo regular montado por don Juan Araya. Hijo del inglés The Yuvaraj, la influencia de Fairway, Phalaris, en Argentina.

El formidable The Yuvaraj dio entre otros, para Venezuela, exponentes de lo que era un espectáculo de primera. El Tamao y Tronado, no sé si otros. Qué cosa más grande.

Otro detalle sobre ese primer Caribe en San Juan ligeramente ignorado. Participaron en la carrera además de Gustavo Ávila y Ángel Cordero, otros látigos estelares. Eddie Belmonte sobre Pomar y Laffit Pincay Jr en la conducción de la potranca Bibi. Tradicionalmente las ediciones del Caribe siempre contaron con grandes profesionales, como ocurrirá este año en la nueva historia que se escribe en el Gulfstream Park del Grupo Stronach, que igualmente regenta Santa Anita Park y Laurel Park entre otros.



Luego el Caribe tuvo La Rinconada como escenario, dado lo cual, el lleno fue tan impresionante como el día inaugural aquel 5 de julio. Ni qué más, hablar de la manera como el mexicano El Comanche con Rubén Contreras rebasaba sobre la meta a Poligreat de Balsamino Moreira y el entrenador Arturo Muñoz.

El veloz Toronado marcó el tren de carrera en los primeros tramos. Poligreat, que lucía ganador, asumía el comando desde la entrada de la recta. El final, bello y por supuesto intenso en cuanto al drama de una derrota imprevista.





EL HURACÁN EN PUERTO RICO

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Diez años después del éxito de Victoreado no conseguíamos otro sin sustituto en los Internacionales, si bien, con lucimiento en unas cuantas ocasiones similares a lo narrado en cuanto a Poligreat. Ni qué decir de la guapeza de aquel caballo llamado Don Luis, que perdía una increíble.

Se esperaba más de Arturo B aquella vez de Huracán Sí, de nuevo en San Juan. México se presentaba con uno de sus mejores, un expectante potro, Rionda, cedido al aprendiz del año en los Estados Unidos, Steve Cauthen quien andaba en pos de un récord arriba de los seis millones de dólares en producción.

La carrera se definió en una llegada realmente sensacional. Huracán Sí vino veloz como el viento en el extremo de afuera y coronó en faena triunfal con Argenis Rosillo y preparación de Juan Eugenio Vidal.

El doctor Luis Alfredo Wadsquier (Stud Balbicó) de una familia muy apreciada especialmente entre los hípicos valencianos, aún celebra. Es que los grandes triunfos, amigos míos, no tienen sustitutos.

No se sabe si, Steve Cauthen, al siguiente año ganador de la triple corona de EE.UU. con Affirmed arriba de Alydar, logró el récord de ganancias con un tercer lugar detrás de Huracán Sí y Manos Arriba, representante de Panamá.

Huracán Sí, hijo de Brissenden, un inglés por Matador (GB) en Otra (GB) por Sayajirao, también inglés por Nearco.  La madre, Signoria, línea clásica chilena que arranca con el famoso británico Full Sail (Fairway-Phalaris) Genial cruce (uno de muchos) de don Rafael Branger en su Haras La Quebrada.   Full Sail, por cierto, padre de uno de los grandes de la historia, El Paraíso. Caimán (Full Sail en Ramilla) de enorme clase, idolatrado por los públicos de la época. No me consta. Pero ese vencedor entre otros de uno de los más sobresalientes de entonces, Hypocrite, era muchas veces coreado desde las tribunas, gritos al unísono:
¡Caimán! ¡Caimán! ¡Caimán! ¡Caimán!


EL RAYO LASER SOBRE GALLARDETE 


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Con Rayo Laser ganador sobre Gallardete tras otra espera de diez años sin ver luz, pasó algo similar al caso Victoreado. Tras el viaje en silencio, algunos se preguntaban qué pretendía Noguera Mora con un caballo que sufría lesiones crónicas (periostitis deformante, me confesó Domingo)

Pasan esas cosas. De Rayo Laser, colegas amigos, y bien entendidos sobre lo que acontece a diario en la cancha (lo correcto es la pista, que es para carreras, como las de automovilismo, o atletismo, pero prefieren referirse a cancha, supuestamente así les da, cancha) decían que sí corría sería un milagro. La mañana de aquel domingo en entrevista para Amanecer Hípico de Héctor Alonzo, claramente despejé dudas (en Caracas rumoreaban que sería retirado) con un pronóstico inolvidable. Llegaremos primero y segundo, dije.

Mi distinguida, apreciada y admirada Peggy Azqueta vio ganar a Gallardete (el ángulo, visión errada, desde extremo derecho de la tribuna) y entonces, decía con cierta amargura:
Van dos…

Recordaba con tristeza, el distanciamiento de Gallardete en el Simón Bolívar, cuando el ganador legal derivó en Aragonero.
Ocurrió igual con el público lanzado a la pista para traerse a Gallardete y, sobre él, Douglas Valiente, quien insistía:
 No gané, no gané. Perdimos en foto, decía.

Al fin soltaron a Gallardete para correr detrás de Rayo Laser y Rafael Torrealba.

Valiente de pronto se encontraría sin ayuda para bajar del caballo, íngrimo y solo.



Con este adelanto se debe señalar que, estamos en preparación (tal la nota editorial gacetera) para la Serie Hípica del Caribe que entra en cuenta regresiva.

Esta historia, con sus anécdotas, sucesos noticiosos, algunos incluso dolorosos, son muchos, variados. Tal vez daríamos cuenta de otros en futuras ediciones, si Dios quiere.

Hemos perdido dos de nuestros mejores representantes. La campeona Rosalba María la hija de Uncle Mo, en cuanto al Dama del Caribe, y el veterano campeón Jorge Zeta, inscrito en el Confraternidad. Ya habíamos advertido que estaría a punto de avanzar a su inevitable entrega en la cría.

Hernán Viloria finalmente anunciaba que Black Widow y Apistos llegaban sin problemas al hipódromo. En breve iniciarían sus ejercicios en firme.

Dios es grande.



Tengo entendido que Bob Baffert defiende a su Justify en carrera por el Eclipse Award, Caballo del Año, con suficientes razones. La de mayor peso, su estreno en febrero y el cierre invicto pasando desde luego por el Kentucky Derby con suprema autoridad. Anteriores triple coronados, (igualmente en la historia como ganadores del máximo premio anual) Secretariat, Seattle Slew, Affirmed y American Pharoah, perdieron alguna vez, por otra parte.
Si me dan la chance, voto. Por Justify, claro.
Nadie pone en duda la calidad y clase de Accelerate, aunque pienso (y por eso existo) que si bien sumó méritos en la Breeders Cup Classic, en esa carrera se bañó en Jean Marie Farina.



Lo de la campeona potranca Monomoy Girl (apenas vi el anuncio) supuestamente aspirante al Pegasus World Cup, lo tomé como suerte de bronca al estilo, muy criollo. De lo contrario, creo además, habría sido algo parecido al de esas locuras típicas en este mundo (el nuestro) que uno achaca a algo aún más loco, en desuso, u obsoleto y periclitado. La programación.


Ojo. Monomoy Girl es extraordinaria. Ganadora de nueve y dos segundos en once. Es hija de Tapizar lo que hace a Tapit, de una vez, padre de padrillos y futuro gran abuelo.

José Balzán Urdaneta nos suelta lo que no ignorábamos. Que tiene un imbred cinco por cuatro a su preferido de toda la vida, el gran Seattle Slew.


Monomoy Girl | Horsephotos

Les sonó la flauta en lo del Clásico La Chinita. Buena la carrera. Lleno el cupo y será espectáculo taquillero. Pero clásico sin duda excluyente. Se sugiere y perdonen la intromisión, para el futuro, claro. Un Hándicap en lugar de Clásico. A criterio, libre, o cómo prefieran. La supuesta superioridad, ganada en carreras de grado contra los que no hayan hecho mayores méritos por decirlo de alguna manera, es tarea para un buen handicaper. Se le otorga la opción de equilibrar, con peso, kilos aquí, allá o acullá. No es ningún invento. A Cigar jamás lo sacaron de un clásico. Le ponían libras y punto. También como en casos de Kelso, Forego…lo señala la historia.


No estoy seguro si Javier Castellano estuvo alguna vez en esa carrera japonesa, para la cual invitan a jinetes estelares de varias naciones (uno por país, creo) Un honor para el nuestro que estará representando al hipismo de EE.UU. y, de ñapa, a su gente que lo aprecia y liga de a montón.
Esta carrera para jinetes campeones, debe ser un soberbio espectáculo, será en Hong Kong, en el Happy Valley Race Course ¿Cuál montará? No sé.



NOTA: Fotos del blog anterior. La bella chica, Robyn Smith, ganadora en La Rinconada. Conversé con ella en Aqueduct en esos tiempos.La Smith, más tarde, casó con el astro y celebra bailarín, Fred Astaire.  La otra gráfica. El Pibe Pereira Chapellín y Humberto Mora Guevara (Fabiolo) en amena charla con Irineo Leguisamo, de visita en Caracas. El joven reportero (entonces sin lentes y negra cabellera, blanca piel) este humilde. 

HISTORIA DEL HIPISMO NACIONAL 
(Parte  3)


Desde 1938 hasta 1945 viene otra etapa (la segunda, diría) que la encabeza la misma Tapatapa, y siguen Sadi, Placer, El Mago, Kudi, Katiuska, Caldereta, Por Los Palos, Patroclo, Norwell, Alegría, Silk Cloak, Calden, Corasí, Gran Lama, Grano de Oro, Laponero, Cascabel, Trocanter, Hat Trick, Robby, Ladrillazo, Stiletto, Tarzán, Pachacho, Torrente, Mamuska, Incauto, Finalista y, mención especial para Burlesco, el primer gran caballo criollo en la historia, cuidado si el mejor, en definitiva tronco de la cría nacional por lo cual en homenaje a perpetuidad del hipismo, es el único que tiene una estatua colocada en la entrada del hipódromo La Rinconada.
Luego viene lo que se considera la tercera y gran etapa del hipismo de El Paraíso, también considerada la época de oro por la llegada de singulares campeones comenzando por Hypocrite, el fenomenal hijo de Hyperion que incluso corrió en los Estados Unidos.
Esta tercera, va desde 1946 hasta el cierre en 1958 y, más o menos por orden cronológico se incluyen Coraje, Camaleón, El Hornero, Símbel, Impulsivo, Haedo llamado también la bala rubia, Rumbeador, Siete Bravo, Caimán, el primer gran ídolo popular, Sud Oscuro, Naranja, Charm (tuvo un récord de pista que duró años y años) Copete y Rebelión.
Entonces entra Hypocrite y con él vienen las grandes estrellas de ese glorioso pasado. La inolvidable Red Peak, Íntegro, que compitió en idolatría con Caimán. El gran Hylander, para muchos de tanta calidad como su hermano paterno Hypocrite, Atorrante, Stanley y los sonoros Sundin, Viviani, Petare, Senegal. Caballos incomparables.

El Paraíso en su época de oro tuvo sobresalientes profesionales, tanto preparadores como jinetes, en especial los que vinieron desde el sur con la llamada escuela chilena, distinta a la de Argentina donde se prefería correr con freno, en lugar del moderno filete.

En El Paraíso comienza a brillar la estrella de Gustavo Ávila uno de los nombres más famosos del País, más tarde ganador del Kentucky Derby con Cañonero y con Victoreado, este hijo de Viviani en el primer Clásico Internacional del Caribe.

La última carrera de El Paraíso tuvo su desenlace en un emocionante final entre los ejemplares Lido  y Condell. Luego inicio el recogimiento, el borrón histórico de un lugar de muchos acontecimientos no solo hípicos. También sociales, de la vieja Caracas gomecista, post gomecista, revolucionaria y sojuzgada, en los años perejimenistas.
Un viejo periodista y locutor que hasta fue empresario de Carlos Gardel cuando el zorzal criollo vino a la capital venezolana, resumía la campaña nacional por un nuevo hipódromo, que fuera moderno y digno:
“El nuevo hipódromo que Caracas merece y la afición reclama”, sostenía.
(Nos vamos para La Rinconada)
Continuará…

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