UN REY EN NUEVA YORK
Bob Baffert, entre un grupo respetable de
reporteros, admiradores, en fin, tomó las bridas de Justify a su descenso del
transporte que lo condujo desde el aeropuerto cercano hasta el hipódromo, con
evidente cariño y admiración, como quien recibe a un hijo o familiar muy
querido luego de un viaje. La prensa hacía su trabajo y los demás, tuiteros
entre ellos, sus fotos para los recuerdos de algo sin igual.
Las comunicaciones de
hoy que dejan quizá un poco atrás a las predicciones aquellas que manejó Marschal
Mc Luhan (la aldea global) estudiadas
en las escuelas de periodismo, daban igual cuenta del horario de salida de
Justify desde Churchill Downs. El aterrizaje, todo, igual que un monarca (Her
Majesty King, describió José Leonardo Verenzuela) el papa, un actor de cine o
un político (suele ser lo mismo) seguido paso a paso del dicho viaje que en su
final debe servir historias independiente de lo que ocurra (seguramente un
galope del nuevo monarca de los caballos) una vez cumplido el recorrido en la
pista de Belmont.
Este Belmont 2018 debe ser la carrera más fácil para Justify
en busca de la triple corona. Un resultado distinto al que suponen propios y
extraños sería una de tantas rarezas a la que se expone toda carrera (en el hipismo)
que no termina, hasta que se llega a la meta. Un Belmont que sin Justify, sería
poco menos que nada, por decir algo. Bravazo no es un Bolt d’ Oro, Audible o un
Good Magic tengo la impresión. Tampoco estará por ahí un Tonalist, o Bayern, de
acontecimientos recientes. Cosa difícil el que pueda perder de manera que buena
parte de la afición mundial estará presta para gozar un puyero. De no ser así,
a entonar el tango de Gardel y, tras revolcada por la cuesta en la rodada esperemos
por otro sábado, o un domingo.
(Publicado en Gaceta
Hípica el 4 de junio)
DESDE SEATTLE SLEW
HASTA JUSTIFY.
Este sábado en el cierre de lo que el negocio de estos tiempos llama el
Festival del Belmont Stakes, se disputará la carrera de 2.400 metros con el
invicto (de 5-5) Justify de abanderado con un cuatro a cinco en las apuestas,
que seguro será menor en su condición de imperdible…
Es un bello pura sangre. De
impactante alzada, que con tranco enorme, dice su entrenador Bob Baffert, debe imponer tren de
carrera a conveniencia para ganar a lo Secretariat. O correr como un Easy Goer, con el cual finalmente lo compara. En el sorteo o
inscripciones le tocó el puesto uno. Quienes llevan estadísticas, concluyen que
es el mejor.
Con el poco espacio disponible, así son las cosas, provoca en efecto
recordar a Seattle Slew, cuya grandeza sigue y sigue, por todo lo que ha dado
para la cría universal.
Ganó el estreno a su antojo el 20 de
septiembre, 1976, con el francés Jean
Cruguet. Own,
o propietario, el Tayhill Stable,
par de jóvenes washingtonianos, Mickey y Karen Taylor que un día se enamoraron
del entonces potrillo nacido y lo compraron barato sin suponer toda la grandeza
por llegar, como un premiado billete de lotería.
Seattle Slew nació en un colchón de paja en una pequeña finca llamada
White Horse Acress cuyo dueño llamado Ben Castleman, apenas lo conocían en
familia. Igual su entrenador no era sonoro y mucho menos hablador. Douglas
Peterson. Origen del que sería caballo de gran fama como un Quijote, Bold
Reasoning (Boldnesian) en My Charmer por Poker.
Fue ganando en serie pasando por el
Champagne (2 años) el Flamingo aquel gran clásico del viejo Hialeah Park, el
Wood Memorial de Aqueduct, el Derby y el Preakness. Entonces habían saltado a
la palestra criaderos de más renombre, Claiborne Farm, por el padrillo en su
roster, y el Spendthift, por su “mare-fundation” Myrtlewood, la quinta en la
generación de donde deviene My Charmer.
Lo que es la vida, después del Belmont, Seattle Slew perdió feo aquel
invicto en el Swaps Stakes en Hollywood Park, jugado en proporción de dos a
cinco. A renglón seguido ganó par de allowances baratos en Aqueduct y
finalmente los Taylors lo vendieron, ya de cuatro años.
El 16 de septiembre probó su grandeza
corredora en la Marlboro Cup sobre Affirmed y Nasty And Bold. Y luego en el
Woodward, arriba de Exceller, hasta cerrar de 17-14 en un grado tres discreto.
Para entonces, Ángel Cordero, ya olvidado el señor Cruguet, decía que jamás montó
un caballo de tanta clase y señorío.
¿Estará pronto Justify en esa onda? Es probable. Digan que no y se lo
comerán vivo.
Justify exhibirá los mismos colores
(China Horse Club) que se vieron en el Florida Derby cuando lo ganaba Audible.
Justify va contra Brabazo, Hofburg,
Restoring Hope, Gronkowsky, Free Drop Billy y Blended Citizen… Javier Castellano sobre un 30 a uno, Noble Indy dado que Audible, mismos
colores de Justify, supuestamente anda de cama por ahí descansando en una
finca, mejor que aquella que vio nacer a Seattle Slew.
Justify el Scatt Daddy anda pues en la misma onda
de Seattle Slew. Cuando todos estaban en éxtasis por su exaltación
a la suprema gloria, el entonces
gobernador de Washington, Dixy
Lee Ray, decretaba el Día de Seattle
Slew el 11 de junio de 1977
porque el campeón nacido en Kentucky era
propiedad de Mickey y Karen Taylor, washingtonianos. “Honorary Citizen of the State of Washington” Igual cosa habría
hecho el Alcalde de New York, Michael Bloomberg, si el castrado Funny
Cide ganaba aquella tarde.
QUE HACEMOS…5 DE JUNIO
Este humilde cronista deja en claro
su satisfacción por la emoción vivida y disfrutada en los Clásicos Hipódromo La
Rinconada (Rosalba María) y José
Antonio Páez (Bukowski) portadas de
Gaceta Hípica 3.489 del 4 de abril y 3.493 del 2 de mayo, respectivamente.
Todos pueden adivinar o suponer donde estaba mi alma y corazón pujante en tales
situaciones pero eso es harina de otro caro costal y, al final, debe prevalecer
por supuesto la condición aprendida tanto en las escuelas de la vida o en los
salones de clase. Esta para mí, bella profesión que la llevo como un romance,
aunque no todas las veces (suele ser así eso llamado amor, lo he señalado ya)
uno encuentra el esperado espaldarazo. Más
bien lo otro, que se deslastra de la piel, las partes muertas igual que un
deber, nos decía el Maestro en sus clásicos escritos.
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Todo hípico leal y cabal debe sentir aliviosa paz mental y de corazón si
sabe (no hay duda de ello) que el ganador fue la campeona Rosalba María hija de
Uncle Mo, por ejemplo. Va invicta como muchas de su inigualable clase en unos
cuantos de los mejores hipódromos del mundo. Tener en casa a una Uncle Mo,
Rosalba María en Mindy por A.P.Indy criada en Haras La Invasión de los
Uzcátegui, para la divisa propiedad de Wilfredo Polidor y Armando Rodríguez, es
algo cercano a una bendición. Deviene de cruces típicos en vigorosa línea en
general, escribíamos en nuestra primera versión de los doce en ruta hacia el
Páez (o el primero de la triple para potrancas) el 17 de abril, Gaceta 3.491
que puede ser de colección. “Inbreeding a los inmortales Buckpasser y Raise A
Native (Mr. Prospector) Affirmed, Alydar, para no fatigar demasiado” ¿A dónde
va Rosalba María? Preguntábamos. Respuesta ya dada en parte.
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Llegará a la distancia que se les
antoje, se lee por ahí. Claro. A los 2.000 metros, milla y media o tres mil. ¿Y
qué se ganará con eso? ¿Algún día revisarán reglamentos, incluido y dicho sea
de paso, el llamado “take out” que perjudica y entraba mucho más de lo que todos
suponen? No se trata de comparar a Rosalba
María con Beholder, Song Bird, Unique Belle o Stellar Wind, llegadas a la
memoria en trance de envejecer. Lo sentimos así porque ninguna de tales
campeonas incomparables corrió jamás la milla y media o 2.400 metros. Beholder un par de veces los dos mil con
ocasión del Pacific Classic, tras
ganar el primero en un impresionante galope. Pues bien, quedan los tramos extra
largos en la triple corona, muy diferente a lo que hacen con la generación de
tres años en el hipódromo de Panamá (ejemplo adicional) uno de nuestros fuertes
rivales en los Internacionales del Caribe, cosa sabida, que por lo mismo se
olvida o ignora.
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De nuevo se hace advertencia de que el crono de Rosalba María fue mejor
que el de Bukowski, en más de un segundo, casi dos, o sea unos cuantos cuerpos.
Y, entonces. ¿Despreciable la actuación de Reina Primavera que andaba con
biorritmo bajo, digo yo, aunque batalló intensamente hasta poco antes del final
para caer tercera, pues cedió el segundo casi en raya ante ese otro prospecto,
Believe, hija de Twirling Candy y nieta materna de Tapit?
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De todos modos soy de los que no
confían (y me perdonan) en los cronos locales. En todas partes y lugares las
pistas son cambiantes, cosa que las hacen saber, vía tablas, el Beyer
especialmente. Una pista, la nuestra sobre todo, suele ser más rápida en las
primeras carreras, o puede ocurrir a la inversa, dependiendo de “dependederas”
Cabuyas de las que todos tenemos como para hacer inmensos rollos.
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Bukowski, el Big Prairie en Dynabid por Dynaformer que crió La Orlyana
cerraba dicha lista del Páez por caer segundo de King Champ ganándole a su vez
al linajudo One Way, advertíamos para entonces. Luego superó por cuatro largos
a American River en el Cañonero, con claros signos de avance o mejoría, lo que
ocurre normalmente en todo pura sangre de cierta clase. También la dichosa
lista incluyó a Atracction, Júpiter Pluvius y nieto materno de Langfuhr criado
en La Invasión. Segundo tras darle caza a King Champ de La Primavera, en un
cierre similar al que hizo contra Hierro Colado en la previa, Copa My Own
Businnes. King Champ, cuatro vendas no sé si siempre, se batió corriendo
temprano, dándole lucidez al mejor Páez de los últimos decenios. De no correr
así como lo decidió Ángel Castillo, probablemente Bukowski que sacaba las
garras desde temprano, tal vez ganaba de todas maneras, contando con un tren de
carrera a su medida. En reconocimiento para los criadores, incluidos aquellos
que no llegaron con sus productos a los dos primeros pasos, se les dice, ahora
es cuando. La semana anterior vimos las demostraciones de My Racing Mate, el
Slew’ s Tizzy de Los Samanes que impuso 15 largos arriba de Asieselmaní en la
Copa Sweet Candy. Y a Queen Love, la Great Hunter que relegaba a Reina de
Espada en la Miss Marena. Cronos idénticos, 119-3 para los 1.900 metros, a
menos que se trate de un error, cosa que no extrañaría. Se nos viene, dicen
ahora o en estos tiempos, más cosas buenas para un espectáculo decente como
este que dio emoción, insisto, porque ahora debe venir lo mejor.
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El género chico, titulaba aquel
reportero de El Nacional (Filemón Veriai) cuando este para entonces jovencito,
de castaña y abundante cabellera, blandía esperando su turno al bate. Galikos logró su cuarta sin sustituto
en un avance que impactó con Carlos Rojas (buen regreso) para la cuadra Grupo
Angostura. En unos cien metros descontó la ventaja clara que traía Lelamuti y cerró ganando con solvencia.
Galikos es por Miner’s Lamp consagrado semental que usa Haras Paumar. Lelamuti por Keep Thinking
y nieta de Roman Ruler guardó el
riguroso turno. Galikos suma cuatro
y las que faltan. Uno dos de esos grandes amigos, la buena gente de Paumar.
Dra. Sanz, 4 años, Marital Asset en Lido di Venezia por Lido Palace
(me suena) ganó y son tres en seis salidas con un segundo lugar para Ferálico y Haras La Primavera. La Actriz, Documentary en Fantasy Parts por
Water Poet, a su antojo, en soberano galope. Al parecer La Primavera intenta con esos futuros
vientres, hijas de Documentary, no
sé. Chichirila, otra Marital Asset, vaya, de La Primavera,
encendió el Jockey Club donde fue ampliamente jugada y celebrada, señalaron las
fuentes. Luego vendría el Páez y, ya lo saben todo.
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Respuesta a los amigos de Barquisimeto, grupo de José Antonio Yánez.
Viene por ahí lujosa y entusiasta presentación de flota de Haras Urama.
Pedigree y cruces de pura sangres de esos que llamamos de excepción, y por lo
visto, numeroso el lote. Todos en la cuadra 7-C en el hipódromo, una de las
mejores en cuanto a organización, me aseguran.